El nombre de mi hermana los había tenido muy ocupados: Mariela, Lucía, Aitana, Almudena… Yo no decía nada: los escuchaba, tan animados, y aprendía de mis amigos del cole.
Hoy, sin embargo, mis padres estaban muy callados.
–A mí me gusta Iris –dije mientras cenábamos.
A mi madre se le llenaron los ojos de agua y se levantó. Mi padre suspiró, con la mirada fija en el cuadro del salón. Empezó a hablarme, muy despacio. Yo lo interrumpí.
–No pasa nada, papá: buscaré más nombres chulos.
FIN
Quien era Iris?
Estaba en el cuadro?
Cómo siempre la duda, el vuelo de la imaginación me gusta. Que hizo papá…
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¡Cuántas lecturas posibles! La historia que yo escribí era diferente…ya lo comentaremos. Pero es curioso como cada uno lo lee y lo interpreta de manera diferente. ¡Un beso!
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Simplemente buenísimo! Me ha encantado! ¡Nos leemos!
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¡Me alegro mucho de que te gustara! Gracias por pasarte, leer y comentar. ¡Un abrazo y nos leemos!
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Sin dudas lo mas curioso de esta lectura son las interpretaciones que se pueden hacer, la mía … un poco oscura, … ya que noto en el silencio de los padres el vació de una Iris que nunca llego … pero solo el autor sabrá la verdadera historia, lo que intentaba explicar el padre, el consuelo que reflejaba el cuadro al ser visto …Gracias JA por la lectura
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Lo bueno es que haya tantas lecturas como lectores. Ya te contaré la mía cuando tenga la ocasión (para no desvelar el misterio). Un abrazo; gracias por leer y comentar.
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