La segunda parte del relato, y su final. Les invito a que pasen y lean…
Segunda parte y final -nota del editor-
Lo sigo, a cierta distancia. El tipo se adentra en los baños. Imagino lo que vendrá: desalojo de vejiga, tiro rápido y a contar veinte. Más rápido tendré que actuar yo, si quiero tener una mínima oportunidad: el colega es grandullón y ejerce. Sostengo el cadáver del vaso: apenas queda la base y fragmentos irregulares de vidrio, afilados y cortantes por necesidad. El aseo, como todo el local, es exclusivo; se descarta la masificación. Abro la puerta con sigilo. Con todo, una de las bisagras se queja. «Ocupado», dice el maromo –tan seguro de sí mismo que pasa de darse la vuelta–. Es mi oportunidad: tomo una mínima carrerilla y empujo; agarro su estúpida coleta y golpeo su jeta con violencia contra la pared una, dos, tres, hasta cuatro veces. Cumple entonces la copa su último servicio y termina –agitada, no revuelta– colgada…
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