Tampoco hoy encontré trabajo. ¡Qué tiempos aquellos en los que rostros tristes de familiares y amigos observaban cada maniobra del sepulturero! La crisis ha llegado a la profesión: tanto revelar los arcanos del genoma para estirar el chicle, que ya no hay quien se muera.
Creo que me meteré a político; con un poco de suerte conseguiré enterrarlos en vida.
FIN
Dedicado a las jornadas de reflexión, que han venido para quedarse.
Ironía y surrealismo inteligente en este micro. Te felicito. Un abrazo
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Muchas gracias, Marisa. Esa era la idea: ironía y amargura. Un abrazo.
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