
Nos dejaron sin magdalenas, pero callé porque a mí no me gustaban. Cuando faltaron las galletas me puse de perfil –literalmente–, pues engordan mucho. Luego cayeron los cruasanes y les obsequié mi más ensayada indiferencia. Entonces la tomaron con los dónuts y tampoco me mojé: nunca me dijeron nada esos bollos de origen yanqui.
Ahora, cuando apuntan al chocolate, me he decidido a actuar. Cafetera, tostador y exprimidor configuran una infranqueable línea Maginot. Tras ella, aguantaré incólume su inminente ataque a la despensa.
No seré yo quien vaya al súper la próxima vez.
FIN
Eso es resistencia numantina, desde luego. Genial!
Me gustaLe gusta a 2 personas
¡Así es! Me alegro de que te haya gustado. ¡Un beso!
Me gustaMe gusta
Chévere!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias! Me alegro de que te haya gustado. ¡Un abrazo!
Me gustaMe gusta
Pingback: Faltan muchos | Blog de Aldegunde