Ahora ya vestido el finado, su aspecto mejoraba mucho. Estaba seguro de que los familiares apreciarían mi trabajo: no es fácil una reconstrucción desde un estado tan lamentable. Lo bueno es que pude concentrarme, el móvil me concedió una tregua. Y así –cosa rara– seguía, en sospechoso silencio.
Percibí una extraña agitación en la sala del tanatorio. «¡Se está moviendo!», gritaban algunos. Tuve tiempo de ver caras de espanto mientras, como desde el más allá, llegaban los primeros acordes de “Sheena is a punk rocker”, el tono que suena cuando me reclama mi jefa.
Supe entonces dónde había dejado el teléfono.
FIN
Jaja!! Qué bueno, Jorge!! Y vaya susto el de los asistentes al velatorio… Abrazos
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Sí… ¡Imagínate! ¡Muchas gracias por pasarte y leer! Un abrazo para ti.
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Es de madrugada y me he carcajeado tan fuerte que desperté a mi esposo. Muy bueno.
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Jajaja…Me salió un micro de humor negruzco…Gracias por pasarte, leer y comentar. ¡Un abrazo!
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