Empezó a llorar por dentro. Con la mirada perdida y sabiéndose vencida, pero sin derrochar una sola lágrima. A la profesora la exasperaba esa suerte de estoicismo que ella tomaba por burla.
–No sé qué hacer con su hija –les dijo con amargura–. No muestra ningún interés. No siente nada de cuanto se le dice.
Se dirigía a su madre, que tenía sus mismos ojos tristes. El marido –que vestía traje elegante y corbata de nudo abullonado– sonreía, paciente. Parecía el perfecto padrastro.
Ninguna de ellas sabía que las lágrimas de la niña se agotaban cuando él, de madrugada, rasgaba sus sueños.
FIN
Y a partir de ahí, una vida marcada para siempre, esas madres atemorizadas y calladas…
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Así es, Juan Carlos…Al fin y al cabo, pesadillas. Muchas gracias por pasarte, leer y comentar. ¡Un fuerte abrazo!
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Nadie ve cuando lloramos por dentro. Un saludo
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Así suele ser…Gracias por pasarte, leer y comentar. Un abrazo.
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Cuando nadie se percata del sufrimiento interno. Buen relato.
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Me alegro de que te haya gustado. Muchas gracias por pasarte, leer y comentar. ¡Un abrazo!
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Se me ponen los pelos de punta, cuántos casos habrá…
Qué triste!
Un abrazo🌹
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Efectivamente, habrá casos así y peores también. Muchas gracias por pasarte, leer y comentar. Un fuerte abrazo.
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Ya lo creo que los hay, en mi última entrada hablo de lo mismo, es un pequeño relato basado en hechos reales.
Un abrazo 🌹
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