Pesadillas


Empezó a llorar por dentro. Con la mirada perdida y sabiéndose vencida, pero sin derrochar una sola lágrima. A la profesora la exasperaba esa suerte de estoicismo que ella tomaba por burla.

–No sé qué hacer con su hija –les dijo con amargura–. No muestra ningún interés. No siente nada de cuanto se le dice.

Se dirigía a su madre, que tenía sus mismos ojos tristes. El marido –que vestía traje elegante y corbata de nudo abullonado– sonreía, paciente. Parecía el perfecto padrastro.

Ninguna de ellas sabía que las lágrimas de la niña se agotaban cuando él, de madrugada, rasgaba sus sueños.

FIN

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10 comentarios en “Pesadillas

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