Barcelona / j re crivello// Escritor y Editor / Fundador de Masticadores

Estaba encantada con la adquisición. No se le ocurría mejor regalo para un cuarentón que, en plena crisis, había decidido retomar viejos hábitos saludables y ponerse a correr.
Además, era lo último del mercado: lo más de lo más en las llamadas pulseras de actividad. Medía todo tipo de parámetros corporales: pulso, pasos y distancia recorridos, calorías consumidas, sueño acumulado y un inabarcable etcétera. Ya puestos, también daba la hora.
Como no podía ser de otra manera, venía de serie con una utilísima aplicación, de las que se instalan en el teléfono móvil, recogen ingentes cantidades de datos proporcionados por la pulsera, y los procesan para presentar estadísticas, gráficas y un sinfín de recomendaciones para mantenerse sano.
A ella se le había ocurrido activar aquella función para enviarse mensajes y, de paso, poder echar un inocente vistazo al resumen de la actividad diaria de su compañero.
En ésas estaba…
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¿iba a comprar tabaco?
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