Y ella finge que se lo cree mientras, abnegada, termina de alimentar a la anciana de rostro enjuto y pelo lacio y gris que, postrada en su cama, conversa sobre las almas que habitaban aquella casa indiana.
–¿No quiere que me quede, señora Orviz?
–No. Hoy, por fin, conoceré a mi abuelo –añadió con voz temblorosa.
Suspiró, resignada. Le dejó su humeante té mientras se preparaba para salir. Afuera llovía. La ajada araña apenas iluminaba aquella desangelada habitación.
En el camino principal, echó un último vistazo. Una figura observaba, conspicua, desde el ventanal. Hubiese jurado que se inclinaba y tocaba el ala de un enorme sombrero.
FIN
Es de una delicadeza y sutileza que lo hacen precioso
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchísimas gracias! ¡Un abrazo!
Me gustaMe gusta
Tienes un estilo enorme Javi…..recreate en él a aprende de lo más hondo que halles en ti mismo…felicidades
Me gustaLe gusta a 2 personas
¡Muchas gracias por tus palabras, Ana! Me alegro mucho de que te haya gustado. ¡Seguiremos leyendo y escribiendo! Un fuerte abrazo.
Me gustaMe gusta
Dicen que los que están próximos a la muerte lo saben, saben que morirán. Buen relato, Jorge. Espero que tú y tu familia estéis bien. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias por pasarte y comentar, Mayte. Otro abrazo para ti; estamos todos bien. Espero que vosotros también. Mucho ánimo y salud.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Nosotros bien también. Suerte y ánimo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Una historia contada entre algodones, sutil, bonita de leer! ❤️
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias, Quinny! Abrazo fuerte y mucha salud para ti.
Me gustaMe gusta
En esas estamos, la temperatura insiste en querer subir… Y ya me estoy agobiando…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Creo que es uno de los mejores microrrelatos si no el mejor que haya tenido el placer de leer
Me gustaLe gusta a 1 persona
Te agradezco muchísimo tu opinión y tu tiempo para leer y comentar. Un fuerte abrazo y ¡salud!
Me gustaLe gusta a 2 personas
!salud!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Cómo abrir con elegancia la puerta que nos lleva al otro lado. Magnífico.
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias! Y la realidad es que no lo había planteado así, pero casi todas las lecturas lo han planteado por ese lado así que…Está claro que los relatos son de quien los lee, no de quien los escribe. ¡Besos!
Me gustaMe gusta
Pingback: Faltan muchos | Blog de Aldegunde