Rutinas de escape

Fotografía: Ovidio Aldegunde

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Al final del pasillo había dos puertas enfrentadas. Corrí hacia ellas sin dejar de reparar en las cámaras de vigilancia. Solo una conduciría a la salida, así que debía actuar rápido. Me fijé en los dos accesos: sendos marcos metálicos, uno de ellos con rejilla inferior. Intenté visualizar el mapa del complejo, pero mi mente se ofuscó con una fugaz imagen de paseos en bicicleta. Me precipité por el portón ciego.

Allí estaban, esperando. Me descerrajaron incontables tiros. Entonces, todo se volvió oscuro.

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–El viejo truco del recuerdo positivo. Un clásico… –dijo un oficial, mientras anotaba. Apostilló el otro:

–Probemos con el siguiente.

FIN