Perdimos by Jorge Aldegunde

Masticadores

Es un día de invierno radiante; frío, con apenas nubes. En el coche suena música, un mezclado entre Coldplay y la Velvet que algún algoritmo se ha empeñado en juntar. Mientras remonto el puerto, resbalan algunas lágrimas. Dicen que alivian y son saladas, pero no es mi caso: solo me ponen más triste, queman las mejillas y saben a nada. Las manos agarran el volante, y yo me aferro a recuerdos de fiestas de cumpleaños.

(con piñatas y divertidas carreras de sacos, que él contemplaba con un habano entre los labios y ella con su eterna sonrisa)

Él se marchó, hace ya la friolera de dos lustros y medio. Aunque no me cuesta volver a las xuntanzas familiares –flanqueado por no pocos manjares–; capaz como fue de ilustrar mapamundis con deliciosas recetas, historias en las que paisaje y paisanaje cobraban vida alrededor de rellenos de pollo de corral, caldo gallego…

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